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Mostrando entradas de noviembre, 2009

Televisión local

Te voy a contar una historia. Resulta que había una vez una ciudad maltrecha por el paso del tiempo y por la ineficacia de siglos de abandono. No era una ciudad grande, apenas unos miles de ciudadanos silenciosos por rutina. La democracia trajo bajo las sayas un poco de esperanza, nada, sin importancia, pero en dosis suficiente para que todos llegaran a sentirse de verdad orgullosos de cuanto había alrededor. Luego las urnas alternaron partidos y daba la sensación de que todos, casi todos, tenían el mismo objetivo: que los vecinos viviesen cada día un poco mejor. Mejor, lo sabes, es una palabra comodín que muchas veces no significa nada. Las últimas elecciones sentaron en el sillón a un buen médico, y algunos pensaron en la eficacia de quien está acostumbrado a trabajar deprisa. Imposible. Además, se llevó con él a un hermano al que nadie había votado. Maravilloso: dos por el precio de uno. El alcalde, más interesado en los juegos florales que en el gobierno de la ciudad, se aficionó

Nadie nos tomará en serio

Hay momentos en la vida en que las cosas no van bien. No me preguntes por qué, no lo sé. Suele ocurrir en otoño, cuando los días son más cortos y las piedras se derraman en los pilones de las fuentes. Pasa que no quieres levantarte, ni estar acostado: ni contigo ni sin ti. Ahora lo llaman depresión y viene en los libros como una enfermedad que afecta a tantos de cada cien desde la noche de los tiempos, cuando se llamaba melancolía. Para curarse hay muchos remedios: unas píldoras verdiblancas, beber más agua, comer zanahorias, olvidar los fracasos... Todo por salir del pozo y huir hacia donde el cielo es más limpio y el sol más generoso. Todo para ser feliz. No. El rollo ese de la felicidad es una milonga que nos han vendido las películas. A lo mejor, las píldoras de porzac podrían servir para eliminar los síntomas, pues tomadas con la frecuencia adecuada permiten que el mundo te importe una higa. Pero acabo de descubrir otro remedio en los periódicos: han nombrado nuevos dirigentes en

Consejos

De todos los consejos que he recibido, el que más valoro es el que me dio un policía mientras organizábamos la revolución en un rincón del karaoke. Ya sabes cómo se ponen de redichos los maderos cuando suena Mari Trini. Me miró sin verme, apartó el micro para que nadie más lo oyese y me susurró: «chaval, si no vas a disparar, no saques el revólver». Me quedé con la copla: de nada sirve amagar y no dar porque con el enemigo no se discute... El poli, con el rostro arado por los días, se ha metido de portero en el garito; quiero decir que aunque ha pasado mucho tiempo nos seguimos viendo en el local. Cuando quedamos, cantamos juntos «Yo no soy esa» para general regocijo de la parroquia. Luego, con la adrenalina floja, hablamos de la señora Aguirre y de cómo, cuando se levanta con los pantalones a cuadros, saca la pistola dialéctica como diciendo «aquí estoy yo y a ver quién tiene huevos»; pero si Mariano le acepta el envite y se coloca desafiante delante de belfos de la lideresa, ésta s

Consejos para un chorizo

Imagina que te han pillado. Ya sabes, todos tenemos algo que ocultar. Digo que imagines que los guardias te pillan haciendo algo ilegal; ejemplo, trincar una pasta gansa del cajón de la empresa. Te han pillado y te jodes. Sabes que tu rostro aparecerá en las primeras páginas del día siguiente; por eso ante los fotógrafos puedes adoptar dos actitudes, poner cara de arrepentimiento o mirar desafiante a la cámara seguro de que la culpa la tienen otros. Las dos valen. Como has trincado mogollón, no te preocupes, te acabarán soltando; la imputación depende de la investigación policial y de las relaciones de amistad que tengas, si las tienes. Vive tranquilo, el juez no podrá enchiquerarte del todo hasta que pase¬n años, varios años. Maravilloso. La gente se aburre y se olvidará de ti aunque haya periódicos sensacionalistas que se ceben contigo. Cuando escampe, te toca. Necesitas un altavoz, los hay a espuertas, desde donde proclamar la responsabilidad del jefe, el inútil que ha dejado el caj