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Mostrando entradas de febrero, 2018

Libertad de expresión

Recuerdo a aquel censor, José Luis Álvarez de Castro. Un señor que descargaba su depauperada ideología sobre la gente que acudía sumisa ante su menguada persona —era bajito y tenía bigote; cualquier censor que se precie debe adornarse con un bigotito fascista. A este caballero, el alcalde Pulido le puso calle sin objeción alguna de la del PSOE. Llegabas con tus papeles a su oficina, qué mala cara tenía el tipo, los recogía con desdén, torcía el gesto y los guardaba en el cajón. El cura Carlos de la Rica me contó que este caballero afirmaba que de haber podido habría censurado El cantar de los cantares; eso es un censor con dos cojones. Eran otros tiempos, o no. En realidad, no. Los herederos intelectuales de aquel ganado perviven, se reproducen, crecen hasta ocupar todo el espacio público. Llevan togas, tienen opulentos despachos en las ferias de muestras, se enseñorean con la sana intención de acojonar a la gente, de explicar con rotunda claridad eso de que «aquí mando yo». Y lo c

La jornada laboral

Cada mañana me levanto pronto, es un decir. Desayuno leche con colacao y me pongo en el ordenador (en adelante cabezón ). La tarea consiste, así ha sido pergeñada bajo el edredón, en informarme mucho para reflexionar un poco. Luego, leer algo de narrativa contemporánea y escribir un poquete. Pues bien, a los cinco minutos de zambullirme en el proceloso líquido de la actualidad me entra un sueño que sabe a tocino rancio. Desenchufo el cabezón y me dirijo dolorido al catre; un rato más , me digo. A eso de la una, me levanto hartico de dormir y de hacer planes imposibles de futuro. Después, como buen vejete aplicado me dispongo a limpiar (mentira) y a aviar un puchero para la comida: legumbres con oreja, miel con hojuelas de postre, peras al vino de repostre . Termino de comer justo cuando empiezan los deportes, vuelvo a dormir hasta las seis de la tarde, pizca más o menos. A esa hora ni una línea leída ni escrita. Veo la tele, series, concursos (hay uno muy bonito en el que el pers