Entradas

Mostrando entradas de enero, 2008

La bolsa, la vida

Imagen
Es definitivo: el mundo se ha vuelto imbécil. Que por qué. Fácil. Camina zigzagueando como borracho por las intrincadas sendas de la economía; a cada bandazo, fluye por el orbe un río de adrenalina con tan mala sangre que un día de estos nos va a matar a todos de un disgusto. Hoy no se habla de otra cosa, en el trabajo, en el bar, en las casas de alivio los tipos, ellos, sacan la cartera para pagar el pelotazo y entonan la letanía: tenía tanto, ha llegado el «dow jones» y me ha birlado el equis por ciento, tío, un montón; al día siguiente, sonrisas, bromas, invitaciones a whisky de malta ; ¿te acuerdas ayer lo poco que tenía, pues ¡zas! se me ha incrementado el capital en un equis punto equis por ciento. Horrible. Todos padeciendo bursitis acongojante en el lado donde se cría el corazón, el izquierdo, creo. La gráfica del asunto representa más al ánima adolescente o ciclotímica del te quiero no te quiero; menos mal que entre que sube y baja el personal se entretiene, es un decir, y no

La balanza

Imagen
Lo siento, no me gusta. Ni la sonrisa dentona, ni el cuello sin fin. No me gusta nada. ¿Y cuando habla? Peor, parece que es de los que esconden la mano blanda detrás de la palabra amable. No le compraría un coche de segunda mano ni soportaría su presencia en mi casa durante más de dos minutos. Me subleva. He roto el papel de tanto apretar: «No y no a Gallardón». Él, el caballerete centrista; él, el niño bueno de familia bien que anduvo por los áridos terrenos ultramontanos. Y un cuerno. No me gusta ni cuando se ofrece para echar una mano, ni cuando se disfraza de perdedor, ni cuando hace pucheritos ante el anciano mentor, Fraga. Yo prefiero a la Espe de España. ¡Olé! Una mujer cabal que no se esconde detrás de nadie, que va al grano. Lástima que en lugar de Esperanza no se hubiera llamado Carmen, por la de Merimée; una Carmen para atacar con los brazos en jarras la habanera de la ópera de Bizet: «si tú no me quieres, yo a ti sí; pero, ¡ay como me encapriche de ti!, prepárate». En ella

Una de monstruos

Imagen
Al tipo le ha atacado el fiero león de la gripe; está cansado y le importa un bledo lo que pasa más allá del catre donde purga tan ridícula enfermedad. Se siente un títere en manos de un monstruo que le hace delirar de fiebre o que le obliga a toser. Entre sueños, oye la radio como quien oye llover; no siente curiosidad por la nueva letra del himno patrio tan parecida a la de Pemán si no fuera por el uso de palabritas vacías y paisajes de cuento. No siente curiosidad por nada. Y bebe líquidos, el tipo bebe hasta hartar; la médica se lo ha recomendado advirtiéndole de que se abstenga de bebidas alcohólicas que solo sirven para sacarle el bicho malo que le anida dentro. La cama es ahora un campo de batalla donde pugnan las sábanas con la botella de agua, el pijama con las pastillas, o la almohada con el jamón de york. Le duelen los oídos. Se abriga hasta que empieza a sudar; al monstruo le gusta el calorcillo que le empaña las gafas. Aburrido, el tipo reflexiona sobre las dos caras de l

Tarde de Reyes

Pareces amargado. No paras de despotricar contra lo divino y lo humano. Amargado y tonto porque ¿qué ganas tú con enfadarte por todo? Lo que tienes que hacer es salir de aquí, viajar a donde sea, ver mundo y, cuando estés en esas, comparar, comprobarás que no hay nada mejor que el pueblo de uno . No importa, arriésgate, ahora están las casitas baratas ; pues vas, te instalas en una casa de verdad, grande, y te compras un cucurucho de incompetencias fritas con azúcar; pero en otro pueblo, donde corran mejores aires, y te quedas allí tan tranquilamente viendo la tele y comiendo actitudes pasas que están muy ricas. Ten en cuenta, no lo olvides, que sólo hay un objetivo trascendente en la vida, ser feliz, tienes que ser feliz y al mundo que le den; pero no te enfades, te lo digo con el corazón en la mano: pareces un viejo chocho de los que lo ven todo artrósico; cachis, cuando no es por pitos es por flautas, y cuando no por eso por lo otro. Anímate. Vamos. Levanta del sillón que te vas a q