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Mostrando entradas de julio, 2016

Hierve la sangre

Cuando te hierve la sangre, es muy difícil escribir con soltura. Las manos se te llenan de palabras gruesas, irreflexivas. A mí me hierve la sangre; no entiendo cómo alguien puede matar así, cómo muchos fieles de una religión justifican estos actos; ni la doble moral de quienes desprecian el terrorismo mientras comercian con Arabia Saudí, una importante fuente financiera de estos asesinos. No entiendo que los criminales se inmolen con la esperanza de ir al cielo donde setenta y dos huríes, siempre vírgenes —qué horror— satisfarán sus instintos carnales. Cuando te hierve la sangre, no piensas en que el veneno de la religión satura las cabezas vacías de la gente que necesita una identidad que dé sentido a sus vidas contra nosotros, tan frágiles, con los pies de barro. Esa nueva identidad los llena de una moral férrea, que regula todas sus actividades vitales, desde qué comer a cómo limpiarse el culo. Dota su ridícula existencia de sentido, por eso estudian un texto que literalmente