Adios, Susana


Hoy todos los tertulianos explican con mayor o menor fortuna lo que ha ocurrido en Andalucía. Algunos lo hacen desde la perspectiva de los ganadores; otros, no. Para unos es una alegría desalojar al susanismo de la Junta, argumentan con las cuatro décadas de gobierno en aquella autonomía: clientelismo, corrupción, falta de iniciativas renovadoras, y lo dicen los de siempre, a los que se une la peor derecha, escisión pepera, que se llama VOX y que aspira a callarnos a todos. La verdad es que comparto muchos de esos argumentos; el neo-caciquismo no es más que eso: corrupción, paternalismo casposo, tradición incluido el fomento de la religión como seña de identidad obsesiva. Males que aquejan a la derecha española desde siempre.
La realidad es la que es, no hay otra: el PSOE está partido en dos: aquellos que miran a las glorias de Felipe y los que aspiran a cambiar de verdad España con políticas izquierda. Son dos facciones irreconciliables tienen la mirada puesta en diferentes lugares; se acusan mutuamente de fracaso, se exigen responsabilidades. La derecha socialista echa las culpas a Cataluña, al descontrol con los inmigrantes que inundan nuestras costas, al entendimiento con los llamados populismos de izquierdas; exigen que desde el gobierno central se dé respuesta contundente a esas realidades. El gobierno habla de inconsistencia ideológica, de corrupción generalizada —un día te contaré lo que me dijo el Patxi López de los corruptos andaluces—; en definitiva, se trata de buscar documentos justifiquen la responsabilidad del otro en la derrota.
Alguien me contó que en Zamora cuando toda esta movida de echar a Pedro Sánchez de la Secretaría General, se reunieron los líderes carismáticos de esa facción de la que usted me habla, a saber, los presidentes de Extremadura, Aragón, Asturias, Andalucía y Castilla la Mancha junto a algún chivato que lo ha pregonado en pequeños círculos. En aquella comida se tomaron decisiones sorprendentes, la primera en enfrentarse a Sánchez sería la Sra. Díaz, pero como los conjurados son previsores acordaron que, si la señora fracasaba, Dios no lo permita dijo Emiliano, asomaría la patita nuestro Presidente autonómico que ahora calla pues nada hay que decir pero se apresta a llevarle un par de velas de cera de la despoblada Alcarria a San Judas Tadeo en agradecimiento por los servicios prestados.
Con suerte, García-Page se va y nos libramos de los gorrinos; Dios no lo permita, con lo bueno que es para Cuenca.



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