Hyperloop



Me ha llegado la propuesta que firma María Jesús Gómez del Moral, grupo municipal Socialista, de instalar un hyperloop que enlace ambas estaciones de tren de Cuenca. No estoy capacitado para hablar de los asuntos técnicos del proyecto, pero quisiera hacer algunas consideraciones al respecto.


Ando en la lectura de Sapiens, un libro de Yuval Noah Harari, un tipo listo, ni que decir tiene que está en las antípodas de nuestro alcalde Mariscal. Dice Harari que las sociedades se construyen y subsisten gracias a mitos compartidos, hay más cosas, léelo. Uno de los mitos desde el siglo XIX hasta nuestros días es el del progreso, afirma que el objetivo de la búsqueda del bienestar humano y animal (también animal, concejal Navarro) pasa por una revolución en todos los ámbitos del conocimiento, revolución que la gente escasa no concibe. Los reaccionarios defienden la vuelta a la superstición y al miedo.

No quiero decir que un servidor apoye el proyecto, ni lo voy a pensar; he llegado a la conclusión de que no merece la pena gastar un gramo de energía en convencer a la gente tan exigua que nos gobierna (de las dos riberas) de la necesidad de hallar salidas imaginativas para una provincia que ya huele a mierda, una provincia de mierda gracias a usted, señor García-Page; es un trabajo inútil mientras los mitos que tenemos en común sean tan escasos y peregrinos, y los líderes tan ambiciosos como incompetentes, Emiliano; «por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:1).

Pero volvamos al principio. Busco la risa en el documento sobre el hyperloop y no la encuentro. Me parece serio, bien estructurado; una propuesta que merece ser debatida. Es curioso que el concejal Navarro —se ha burlado de él hasta el Wyoming— se ría de la propuesta elevada al Pleno municipal que transcribo: «instalar el primer prototipo comercial del sistema de transporte de Hyperloop en España». Sorprendente que el alcalde lo tilde de «gilipollez».

Acabo con una frase que encontré en uno de esos libros raros que me tienen ocupado: «No conseguiremos lo imposible, pero nos sirve de linterna». Vamos, gente, a por el futuro, o estos incompetentes nos llevan al abismo.

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