Magia Potagia

El tipo se acercaba a ti, hacía extraños movimientos con las manos y, por arte de birlibirloque, hacía aparecer una paloma. Magia potagia. Maravilloso. ¿Cómo lo ha hecho? Es imposible. Los chicos buscábamos el truco que nunca descubríamos pues el tipo del esmoquin nos mostraba hasta el aburrimiento los recovecos de su cuerpo donde apenas si había camisa y pellejo.

A veces el mago llevaba una partenaire con vestido de lentejuelas que le se movía alrededor muy teatrera. Era la parienta (digo yo por la indiferencia como lo miraba) que muy a menudo acababa metida en una caja de madera donde el mago procedía a cortarla con un serrucho de considerables dimensiones para después recomponerla con un leve toque de varita mágica. «Abracadabra», gritaba el fulano como si supiese lo que decía. Aplausos. Para terminar bajaba al patio de butacas donde procedía a sacar dinero de las orejas del respetable; una risa tía Felisa y fin. Se iba con el baúl a otro pueblo y luego a otro y a otro. En todos repetía los mismos gestos, los mismos chistes, el mismo espectáculo. Al final, aburrimiento. El mago se arruinó porque, salvo los cuatro incondicionales, nadie acudía a verlo; al hombre le faltaba imaginación y le sobraba hambre. Acabó de portero en una casa bien de la calle de la Ballesta de Madrid.

Cuando veo el arte de la distracción en algunos políticos no puedo evitar recordar a aquel Mago Miramamolín que actuaba con la Bella Clarisa y pienso en la casa bien donde acabarán trabajando por culpa del mucho aburrimiento que provoca la escasa imaginación.

Comentarios

Entradas más populares

Carta a un niño del Colegio Ramón y Cajal (Cuenca)

Carta abierta al Presidente de Castilla-La Mancha

No me rindo