Palcos

Si sabes la diferencia que hay entre ser tonto y estar tonto, conoces la esencia de la vida; eres capaz de distinguir entre lo permanente y lo transitorio, entre lo privado y lo público, entre lo fundamental y lo accesorio. Eres una persona totalmente preparada para desempeñar cualquier actividad que te propongas y que no exija mucho esfuerzo. El primero que habló de esto fue el sabio Aquilino quien en un libro muy hermoso ya dividía el mundo en tres grandes montones: los que son y los que están. Viene bien que te lo recuerde no vaya a ser que te pase lo que a la señora Fructuosa que por no saber distinguir entre ser y estar se dio a la mala vida y acabó en un asilo para expertas descarriadas, haciendo ganchillo.

Tú puedes pasar todo el tiempo creyendo que estás, pero luego llegan lo que mandan de verdad y no te invitan al su propio palco a ver los toros. Has cometido el peor error, no has sabido distinguir; no eres nadie porque no estás donde hay que estar para salir en la foto. En este mundo, palcos y barreras son lugares donde los que están son importantes, y todo quisqui lo sabe. Lo demás es morralla, una caterva de mindunguis, como tú. Como yo. Pero hay salvación, siempre hay un remedio para los grandes males. No me digas cuál es porque todavía no lo he descubierto, pero imagino que un poco tiene que ver con ser amable, dócil, un poco fatuo, opaco, listo (no digo inteligente), hábil en el trato e incluso amigo.

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