Cortesía

El otro día, recién estrenado el año, llega uno de esos que andan por la vida con haiga oficial y en lugar de regalarme el oído con palabras zalameras me larga un «usted» que me agujereó el alma; al tipo sólo le faltó rematar el desprecio con un lacónico «caballero», pero a lo peor lo hizo a propósito. Debió de quedárseme cara de tonto el haba pues la intención de iniciar un diálogo provechoso para ambas partes me salió por la culata. Supongo que ya te has dado cuenta de que la frustración suele camuflarse muy bien en el tenebroso bosque de la mala leche. Así soy yo. El ardor de los langostinos, el garrafón y ahora esto; con lo bien que se me da doblar el espinazo gracias al Pilates.
Lo bueno de tener amigos listos es que te sirven lo mismo para un roto y para un descosido. Me cuenta L. que la palabra «usted» tiene su auténtico origen en el lenguaje jergal, o sea, que venía a usarse como fórmula de cortesía entre rufianes y en consecuencia en la expresión había un cierto tonillo de choteo; ya sabes: la camaradería viene de la mano de la necesidad y no precisa de tanto adorno ni tanta gaita. Pero, estoy seguro, el mandamás no iba de coleguita por mucho que yo quisiera engañarme; en cuestión de milisegundos construyó un parapeto protector que me dejó al otro lado, allí donde el café es más frío, los churros más cortos y la gente más fea. Mientras tanto, los demás clientes rebuscaban recuerdos en los posos del café.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Estoy de acuerdo que hay personas que utilizan el usted como parapeto; supongo que aterrorizadas por su inseguridad. Pero también se da la ocasión de utilizar el usted como manera de manifestar el respeto que sientes hacia una persona. En este sentido me alegro que en castellano exista el usted.
Arturo.

Entradas más populares

Carta a un niño del Colegio Ramón y Cajal (Cuenca)

Carta abierta al Presidente de Castilla-La Mancha

No me rindo