Un mundo de cuento

En la primera versión de «la pequeña Blancanieves» publicada en 1812 por los hermanos Grimm, era la madre la que ordenaba el asesinato de la niña. Muerta la guacha, se acabaron los celos. Pero, cuando se instaló la moralina pastelera en la mentalidad de las clases dirigentes europeas (entonces también todo era fachada), Jacob y Wilhelm tuvieron que cambiar de protagonista pues nadie concebía que toda una reina fuera capaz de eviscerar a su princesita. Nadie, no; entre las clases más humildes, la egregia costurera seguía siendo un ser abyecto. Luego pasó lo que pasa cuando la literatura suplanta a la realidad, que todo se vuelve blando como los relojes de Dalí y en esas circunstancias no apetece rebuscar en la basura. Además, qué más da si la mala era la madre o la madrastra. Al fin y al cabo todos somos hijos de Dios. Después de aquello, los cuentos acababan bien: los príncipes eran felices y comían perdices, los pobres conseguían tierras y las chicas se casaban bien casadas; todo se resolvía por la proverbial intervención de un hada madrina.
Hoy, ¡ha pasado tanto tiempo!, hemos conseguido vivir en un mundo de cuento. Problemas hay, faltaría más, pero pronto llegará el de la vara mágica, o lo que sea, para resolverlos todos. Así, de un golpe, ¡zas!, seguiremos siendo felices para siempre. No importa que en camino hayamos olvidado lo que somos o le hayamos robado el alma a las palabras. Mejor. Sin lengua y sin recuerdos tenemos asegurado el futuro, un porvenir de mierda, eso sí, pero un futuro al fin y al cabo.



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Agradezco profundamente las continuas muestras de condolencia por la muerte de mi tía Betty.
Ya sábíamos de su enfermedad desde hace algún tiempo y el dolor de no haber compartido con ella sus últimos momentos sólo podrá ser sobrellevado al pensar que el inevitable deterioro de la carne no ofuscará el recuerdo de su recatada sensualidad.
El tiempo arañará nuestra memoria con sus afiladas uñas pero la señorita Page permanecera entre nosotors, cual una Afrodita rediviva, como paradigma del recato y del donaire.

P.D.:
Ando enfrascado en el diseño de un posible homenaje a la difunta. Se admiten ideas y donaciones.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
me encamta tu tia Betty, pásame el movil
Anónimo ha dicho que…
Querido padre.

Quisiera transmitirte mi más profundo pésame por la muerte de la tía Beatriz.

Espero que siempre la llevemos en nuestros corazones y mantengamos vivo su legado.

Con amor. Tu hija.
Columna 5 ha dicho que…
Querida hija:
No esperaba menos de ti, hermosura, pues haces honor a la educación que has recibido en casa.
No tengas la menor duda de que tu consuelo me hará soportar los terribles momentos que estoy viviendo pues sabes muy bien la estrecha relación que tenía con tu tía abuela.
Pero, queridísima hija, aún puedes hacer mucho más por todos si rezas tus oraciones y cumples con los preceptos que tan cristianamente has aprendido. Reza conmigo por Betty y, si tu esposo te lo permite, encarga unas pocas misas para que su alma pueda abandonar cuanto antes el purgatorio donde no tengo la menor duda se encuentra asilada.

Tu papa
Anónimo ha dicho que…
No digas, amado padre que la tía Beatriz está en el purgatorio ya que si bien en a lo largo de su vida hizo cosas poco menos que reprochables, la confesión lo perdona todo.

Y si no ha ido al cielo al menos fue donde le dio la gana, faltaría más!

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