La encuesta

La demoscopia por fin ha llegado a mi barrio envuelta en papel de estraza. Fermín, el tendero de la esquina, con el sano objetivo de mejorar la atención individualizada al parroquiano, ha redactado un cuestionario con doscientos y pico ítems al que es obligatorio contestar si quieres que te venda la imprescindible latilla de escabeche. Es un cansino pero como es del pueblo se lo perdonamos; otra cosa sería si fuera de Salamanca, pongo por ejemplo. Por eso ahí nos tienes a los cuatro clientes, en realidad un cliente y tres clientas, provistos de lápiz y goma tachando opciones en un puñado de folios como si en ello nos fuera la vida. A la señora Vicenta le dan unos sofocos de aúpa porque la encuesta lo mismo te pregunta por tus hábitos alimenticios como por tus aficiones festivas; a veces, incluso, entra en asuntos tan íntimos que no son conformes ni con la moral que predica el arzobispo Cañizares ni, extremo opuesto, con la soltura que manifiesta la «miembra» Aído del gabinete Zapatero; pero no se lo puedes decir porque se enfada y dice palabras muy gruesas. Claro que mientras nos entretiene, ni nos damos cuenta de que la gente previsora ha arramblado con lo expuesto y hasta la trastienda se ha quedado vacía. Pero, escucha, la encuesta es muy interesante e incluso creo que la va a tabular con la ayuda de su suegro, una eminencia en el arte del análisis crítico de la conducta ajena y perito en lanzar miraditas a la gente que espera ansiosa el fin de una huelga que dura demasiado.

Comentarios

Ignacio ha dicho que…
Hola, hola:

Sólo pasaba por aquí -no para rellenar encuestas-, sino para comentarte que ya no escribiré más en el blog, al haberse terminado la aventura americana. De comenzar otra empresa "bloguera", que es lo más probable, te lo haré saber.

Hasta entonces, un abrazo a todos, y ánimo con el último tramo del curso,

Nacho.

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