Antes de irme a dormir
Si recuerdas, el día no sé qué de octubre contaba en este mismo
sitio que había pedido el reingreso en el PSOE, acababan de defenestrar a
Sánchez y me sentía henchido de espíritu socialista. A por ellos, me dije con
voz de pito. Por supuesto que el reingreso dependía de que ningún payo hiciese
objeciones a mi persona, cosa de lo que un servidor de usted estaba convencido:
soy imprescindible, el partido me necesita para su regeneración y todas esas
gilipolleces.
El caso es que, al día siguiente, algún muy buen amigo se dio de
baja. Copona, soy valiente para luchar contra los elementos, pero no tanto. En
mi interior pensé en cómo irme sin irme, en cómo provocar que el Secretario de
Organización, a la sazón diputado nacional, me cerrase la puerta, lo mejor un
correo:
Cuando hoy perpetres la traición a
los que te hemos votado, ¿puedes gestionar mi traslado a la Agrupación de
Cuenca?
Iba abstenerse para que el Rajoy fuera elegido Presidente.
Obviamente, no me contestó. No le apetecía, imagino, entrar en mi juego. Él
a lo suyo. ¿Qué cojones será lo suyo? El tiempo se dilataba sin que servidor
recibiera la carta de «tararí que te vi». Pues otro correo el 31 de octubre:
Quiero disculparme por pensar que
después de la traición no tenías nada que hacer. Lo siento, ya veo que te estás convirtiendo en el Ditalco del Partido.
Un saludo.
Por si el caballero no sabía quién era Ditalco, publiqué al día
siguiente un artículo explicativo. Y tú te preguntarás la razón del correo.
Doble, por supuesto, que se cabrease conmigo y actuase para impedir mi
afiliación, obviamente también para reprocharle la actitud que tuvo con los
diputados socialistas del NO.
Nada, callado. Al ataque, ahora por otro flanco. Pido al
departamento correspondiente el cambio de agrupación a la de mi ciudad. Te
recuerdo que cuando me afilié lo hice por internet y por defecto te apuntas a
Ferraz. Desde Madrid hay respuesta: piden a Cuenca que actúe y si procede
presente alegaciones.
Los chicos de la gestora, hay una gestora aquí, llaman al amo para
que decida sobre mi caso. Ole y ole. Por correo certificado me llega un
documento donde se me informa de que alguien, (quién será), ha presentado
escrito de objeción para mi incorporación al censo de militantes
del PSOE. Objetivo conseguido. Protesto y eso, por protestar. Y el viento no
responde, y no responde nadie.
Te lo cuento para parar los rumores
y para que sepas que ahora me voy a tomar un tiempo, no sé cuánto, ni para qué;
a lo mejor me meto a reina de las fiestas, o a bombero torero, pero solo si el
diputado antedicho acude a la plaza para investirme con banda a juego y música
a su gusto, Maná, por supuesto.
Comentarios